- ¿Qué es Casa Nido?

Casa Nido Semillas es una asociación que apuesta por una crianza natural alternativa al hogar familiar, un espacio cálido y seguro donde nuestra principal tarea es acoger al niño como un ser libre a fin de facilitar un mejor despliegue de su voluntad, pensamiento y acción.
La inexistencia de una conciliación laboral y familiar en nuestra sociedad actual es el factor fundamental que advierten de las dificultades y trabas de crianza que muchas familias deben hacer frente en la actualidad, impidiendo el desarrollo saludable de sus hijos.
Es por ello que nace la necesidad de crear un espacio de juego el cual acoja al niño pequeño ofreciéndole una continuidad del hogar familiar. Para poder preservar esa continuidad cuidamos y acompañamos a los más pequeños para formar así seres humanos íntegros que puedan decidir y aportar al mundo con libertad.

El niño se desarrolla plenamente cuando se encuentra en un ambiente de aceptación y respeto, por ello las ratios son reducidas, 5 niños por maestra, siendo la máxima de 10 niños.

No realizamos “manualidades monas” “para deleite de los progenitores, nuestras actividades artísticas se entienden como una manera de profundizar en los procesos de aprendizaje, de crear conexiones entre la racionalidad y la imaginación.
Todos nuestros materiales son naturales y sensoriales capaces de estimular al niño de una forma sana, los juguetes inacabados permiten al niño crear todo aquello que le interese.
No optamos por tronas, hamacas o todo aquello que impida la libertad de movimiento.

Filosofía
La realidad es que a todos nos interesa la crianza de nuestros pequeños, es algo que todo el mundo considera importante y por ello se ha hecho mucho hincapié, en parte porque se supone que nos llevará hacia un futuro mejor, pero la verdad es que nadie tiene la fórmula exacta de cómo hacerlo de la mejor manera posible. La sociedad en la que estamos sumergidos limita esta tarea de crianza desvinculando al niño de su hogar y de su familia a edades tempranas, es por ello que a través de este proyecto queremos ya no sólo sensibilizar a las familias de la importancia del crecimiento y desarrollo humano desde el nacimiento sino haciendo también posible dicha tarea creando hogar como vía para poder mermar ese gran salto emocional que surge en el momento en el que el niño abandona el hogar familiar.

Por esta razón y para poder conseguir dicha tarea, creemos en las posibilidades que encierran filosofías alternativas tales como Waldorf, Montessori y Pikler , durante varios años de formación nos han ofrecido la posibilidad de una autoeducación y de un profundo estudio evolutivo del niño, también nos han ofrecido una visión objetiva de lo que realmente funciona y no funciona en la primera infancia.

A través de estas filosofías los niños pueden aprender todo cuanto quieran, cuando quieran y necesiten, de manera dinámica, entretenida y siempre desde la propia motivación. Día a día potenciamos el movimiento, ya que es algo primordial e imprescindible para su sano desarrollo, “con el andar viene el hablar y con el hablar viene el pensar”.

Con el juego libre el niño tiene la oportunidad de desarrollar de forma creativa un sinfín de habilidades siempre desde el respeto y la voluntad, dejamos que el niño busque a qué jugar, encuentre los materiales, planee cómo hacer el juego y negocie con sus compañeros cómo llevarlo a cabo.

Se les concede el tiempo necesario para ser niños, donde el juego es entendido como su único trabajo, la manera que tiene de comprender el entorno y comprenderse a sí mismo.

Nos podemos pasar el primer año de la vida de nuestros hijos enseñándoles a hablar y caminar y el resto de sus vidas quizás no lo pasaremos diciéndoles que se callen y se estén quietos, así que por el bien de los niños, no les estamos permitiendo ser niños, por ello debéis apostar por una sana mirada a la infancia, concediéndoles a vuestros hijos ser NIÑOS, con todo lo que ello conlleva, de rabietas, enfados, llantos, ruidos….y de mucho amor. Ofrecerles TIEMPO, pero un tiempo de CALIDAD.

De nada sirve en estas edades sembrar la autoridad, otra cosa diferente son los “limites” ya que son totalmente necesarios para una correcta educación. De nada sirve tampoco adiestrar la memoria a base de conceptos abstractos pues lo único que hacemos es formar un pensamiento materialista que no desemboca en un comprender del mundo, sino más bien en acumular juicios de valor erróneo en los que los niños se cierran puertas para vivir una infancia en “plenitud. El intelecto corresponde a una etapa posterior y no debe ser despertado ni estimulado antes de la segunda dentición (aproximadamente hasta 7 años). Nada de números, letras y todo aquello que se emplee para adiestrar la memoria… ¿acaso enseñamos reglas gramaticales para enseñar a un pequeñín a hablar?, o ¿enseñamos la ley de la gravedad para andar?, todos los niños terminan escribiendo y leyendo por lo tanto no debemos de robarles tiempo de disfrute para adiestrarlos innecesariamente… que error más grande…

De igual manera no realizamos actividades basadas en fichas, propuestas por el adulto no son estimulantes ni de interés del niño lo único que hacen es mutilar su fantasía, un mundo propio no se construye a base de fichas, el conocimiento colectivo tampoco, hasta la saciedad nos meten la frase de “aprendizaje significativo basado en los intereses de los niños” nunca hemos oído una mentira tantas veces repetida… y bien es cierto de que el niño debe tener un aprendizaje basado en sus propios intereses solo así cuando llegue a la adolescencia estudiará por amor al conocimiento y no por miedo al suspenso. Pero ninguna ley debe decirnos y marcarnos cuáles son esos intereses en los niños, la propia naturaleza del niño es la que nos marca lo que necesita, por ello debemos estudiar profundamente dicha naturaleza y cada momento evolutivo puesto que en cada etapa sus necesidades irán cambiando y con ello nuestra forma de actuar en cada uno de esos momentos evolutivos, y aquí nos viene mencionar las palabras de Sri Aurobindo: “El primer principio de la verdadera enseñanza es que nada puede ser enseñado”.

Los niños NO son adultos en miniatura, no les corresponde muchas de las cosas que les hacemos vivir y sentir, ellos deben estar en los deliciosos sueños de la infancia, los cuales se logran con la fantasía creada por cuentos, historias y el juego libre y no con la televisión, la tablet o el móvil.

De igual modo queremos destacar que estamos muy lejos de utilizar tecnologías como pizarras digitales y ordenadores ya que las consideramos el traje de un nuevo emperador con el que entusiasmar a las familias. Las nuevas tecnologías adormecen o eliminan muchos instintos naturales con los que la naturaleza ha dotado a los niños, por ello no recomendamos su uso antes de los 7 años, mientras tanto apostamos por la actividad espontánea a fin de concebir al niño como un ser con capacidad para percibir, reflexionar, ejecutar y crear. La sobrestimulación es muy dañina para la infancia y así lo muestran numerosos estudios realizados a raíz de este fenómeno tecnológico, el niño pequeño es incapaz de procesar tanta información y tantas imágenes haciéndole incapaz de mantener la atención y desarrollar su creatividad, lo único que ofrece es frustración, mal estar, ansiedad en edades tempranas y posteriormente en la adolescencia una continua “inmediatez” de todo. Con las tecnologías hemos ganado mucho pero también hemos perdido mucho, hemos de ser conscientes y buscar un equilibrio.

Dentro de la filosofía de vida que ofrece Casa Nido Semillas debemos mencionar la importancia que para nosotras supone una alimentación vital ya que es fundamental para el sano desarrollo, todo lo que ahora coma el niño pequeño influirá en su sistema inmunológico futuro, una dieta basada en cereales, legumbres, hortalizas, verduras y lácteos (agricultura biodinámica o ecológica), también la carne y el pescado son necesarios pero en cantidades más pequeñas. Por ellos las familias sois responsables de dicha alimentación, un niño pequeño no es capaz de “decidir” por ellos mismos, debéis crear preferencias alimenticias sanas en vuestros hijos. En el apartado de alimentación podéis ver claros ejemplos de una alimentación sana y equilibrada.

Por último hacemos referencia al sueño infantil, hoy día es la consulta “top” de pediatría, quién no duerme se infecta, así que los adultos somos los responsables de que nuestros hijos duerman de 12-14 horas diarias, no podemos sobrecargarlos, trasladándoles nuestros ritmos y horarios de “adulto”. Bien es cierto que tenemos esta sociedad que marca el ritmo familiar en cuanto a horarios de trabajo y demás pero debemos ser consecuentes, organizarnos y saber cómo manejar el tema del sueño en nuestros hijos. ¿Qué hacen vuestros hijos momentos previos de irse a la cama?, ¿algún ritual, cuentos, canciones…? ¿a qué hora cena?, ¿se echa la siesta?, ¿de cuánto tiempo?, ¿ve la tele antes de irse a la cama?, ¿hay tranquilidad en casa a la hora de irse a dormir?, son preguntas sin duda alguna para reflexionar.

Todas estas palabras son un pequeñísimo resumen de lo que queremos transmitiros, no para leerlo si no para que lo pongáis en práctica con cualquier niño que tengáis a vuestro cargo , sean quiénes sean, hijos, alumnos, sobrinos... no hay distinción en cómo tratar y criar a unos u otros.

Rocio y Mercedes





- Juego libre (Creatividad).

  El juego libre, todo un “temazo”, así que pongamos todos nuestros sentidos en algo que realmente es fundamental, el juego libre es considerado como un elemento terapéutico y sanador. En Europa los juegos son famosos por su tendencia hacia lo «académico», en contraste con los países escandinavos, que hacen mayor hincapié en el juego libre, no dirigido, no con un fin de adoctrinamiento intelectual. No siempre queda claro a qué nos referimos cuando hablamos de juego, si es a los juegos de mesa, a los videojuegos, a los juegos educativos, o al entretenimiento.

El juego libre tiene un gran valor para el desarrollo cognitivo- concretamente en los cambios que se producen en la infancia en el desarrollo del córtex prefrontal, que desempeña un papel crucial en la regulación de las emociones y la resolución de conflictos-.Nuestro propósito es preservar la admiración por el entorno y la imaginación que son connaturales al niño, encauzándolas para que cuando crezca se convierta en curiosidad intelectual y creatividad. Además los niños que gozan del juego libre son capaces de entretenerse solos sin la necesidad de que el adulto este en constante interacción con ellos, muchos padres consideran el juego libre como una gran tesoro porque mientras el niño juega, el adulto puede ocuparse de otras cosas , no confundir la presencia con la interacción, nos referimos a que el niño puede estar jugando de forma libre y autónoma notando nuestra presencia, mientras nosotros nos dedicamos a realizar cualquier otra actividad.

Desde un principio, el juego libre requiere de:


  • El juego libre no debe ser planeado en detalle; es como si se quisiera planear con anticipación una creación artística o una improvisación. Puedo poner al alcance del niño ciertos materiales, pero qué hará el niño con esos materiales se encuentra fuera de mi alcance. La transparencia, la confianza y la empatía resultan indispensables en este tipo de juego.


  • Tal vez comenzar lleve un poco más de tiempo; además, puede haber momentos de vacilación, de aburrimiento, de agresión o de alboroto, que son consecuencia de eventos que tuvieron lugar en el espacio libre previamente. Algunos niños pueden interpretar esto como «vacío». La creación de una atmósfera propicia para el juego libre lleva tiempo. Para que los niños puedan disfrutar al máximo del juego libre, deben disponer de, al menos, una hora o, mejor aún, una hora y media para que puedan involucrarse completamente en la actividad.


  • Lo ideal es que haya suficiente espacio para realizar movimientos corporales cómodamente (saltar, trepar, balancearse, tirar y atrapar, entre otros) y para juegos simbólicos, que por lo general se desarrollan con mayor tranquilidad. Es necesario que tanto maestros como padres estén al tanto de esto y que permita que haya espacios divididos y protegidos. El niño tiene que ser capaz de reorganizar el área durante el tiempo de juego: debe sentirse libre para crear su propio espacio con mesas, sillas, tablones, biombos y telas, que se convertirán en estructuras amplias a gran escala, tales como cabañas o vehículos. De esta forma, el juego se convierte en una actividad en la que interviene todo el cuerpo, no solo la punta de los dedos para mover pequeñas piezas sobre una mesa.


  • Variedad de objetos. El niño necesita tener a su alcance distintos tipos de materiales: objetos pesados de mayor tamaño que el habitual, y objetos pequeños, tales como estatuillas, juegos de té, conchas marinas y disfraces, todos ellos se pueden utilizar para crear accesorios. Además, se puede moldear arcilla, o utilizar cuerdas, hilos, lana y retazos de tela. Este tipo de juguetes se asemejan más a la realidad, no son meras copias representativas. El objeto no se impone porque llama la atención del niño, sino que lo invita a dar rienda suelta a su imaginación.


  En el juego libre, todo gira en torno a la actividad que el niño desarrolla. Es el niño quien crea su propio espacio de juego, y es quien elige el tipo de juego a desarrollar, ya sea un juego que se basa en el movimiento, o un juego más simbólico en una esquina protegida del jardín de infantes. Cada objeto lleva consigo una cuota de libertad que resulta necesaria para que cada niño pueda reflejar su estado de ánimo y su cultura en el objeto (la muñeca de trapo puede reír o llorar de acuerdo con el estado de ánimo de su «mamá»; puede ser una pequeña niña Africana o una súper mujer). Cada niño juega de acuerdo con sus habilidades, su estado de ánimo y su estado físico; cada uno encuentra su propia forma de expresarse. Esto genera una gran diversidad, ya que el tiempo y el espacio son libres y movibles respectivamente.

  Lo valioso del juego libre es que rompen el orden establecido y nos colocan en una zona, en un “caos”, que está más allá de toda preocupación de eficacia, de finalidad, de utilidad. Zona de “caos” que está cargada de intensa vitalidad y de frescura. Sin duda es la herramienta de la alegría, y la alegría además de valer en sí misma es una herramienta de la libertad.

  Los niños sanos quieren jugar a todas horas y aprenden muchísimo del juego. Sin embargo, en los años setenta y ochenta, prestigiosos educadores se convencieron de que el juego era una pérdida de tiempo. Los niños debían aprender a leer y hacerlo lo más pronto posible. No había tiempo para jugar.

  El juego ha de dominar la vida de los niños y así pasa en Casa Nido Semillas, donde la mayoría del tiempo los niños juegan. Un niño sano quiere jugar desde la mañana hasta la noche. Su juego emana desde lo más profundo de su ser y le permite mantener de forma fluida su fuerza vital, que es tan necesaria para el crecimiento exuberante que está desarrollando. Si un niño pierde el interés por jugar es casi siempre una señal indicativa de que está enfermo.

  No permitir jugar a los niños es como ponerlos en un estado enfermizo.. Hoy en día, muchos educadores se han dado cuenta de que este método ha sido un desastre para los niños. El trabajo académico concentrado en los primeros años produce niños que a los nueve o diez años ya están hartos de la escuela. No quieren saber nada de los libros, ni de sus maestros, y no muestran ningún tipo de interés en aprender. Como estudiantes de primaria, muchos ni siquiera son capaces de pensar. Pueden responder preguntas de verdadero o falso, o responder preguntas de opción múltiple, pero no pueden formular respuestas a preguntas descriptivas. Como se dijo en una primera plana del diario "USA Today" (13-9-89): "Embutir de conocimientos a los niños de Parvulario traerá como consecuencia que los niños acaben hartos de la escuela cuando lleguen a primaria."

  En una época en la que precisamente lo que se necesita es saber pensar de una manera más creativa para poder encontrar soluciones a problemas complejos, se deja de lado esta habilidad de pensar, cuestión que se convierte así en motivo de gran preocupación. La doctora Jane Healy, en su libro Endangered minds (Mentes en peligro) ha estudiado investigaciones actuales sobre el cerebro y su desarrollo en el niño. Ella sostiene que un trabajo académico prematuro y ver la televisión son los dos factores principales que contribuyen al deterioro del pensamiento en los estudiantes norteamericanos.

  El juego se está redescubriendo de nuevo, al menos un poquito. Algunos educadores están trabajando sobre nuevos métodos en la educación preescolar y algunos de estos métodos han devuelto el juego al Parvulario. A pesar de ello, la mayoría de los educadores siguen convencidos de que han de aleccionar a los niños, si es que tienen que aprender algo. Todavía no se han dado cuenta de que el aprendizaje consciente en los años preescolares interfiere con el estado de ensueño que se necesita para jugar. El nuevo método que se está desarrollando en la educación preescolar es enseñar jugando y no a través de fichas y de libros didácticos como se hacía antes. Sin embargo, todavía hay que hacer énfasis en la enseñanza, porque la mayoría de los educadores modernos aún no han observado que los niños aprenden con el juego creativo que ellos mismos llevan a cabo.




- Materiales.

   Durante los primeros años de vida sabemos lo importante que es aprender imitando y que el niño se desenvuelva indibidualme acompañado de la actividad amorosa de la educadora. Por ello, el medio ambiente en el que se desarrolla el pequeño debe integrar lo más ampliamente posible actividades dignas de imitar.

   De este modo, casa nido semillas se llena de vida al preparar las comidas, haciendo juguetes artesanos, cosiendo, lavando, limpiando, trabajando en el huerto, moliendo el trigo y haciendo el pan etc. Todas estas y más actividades se convierten en aprendizaje para el niño, el cual no solo lo acoge con alegría sino que con ellas adquieren destreza en las actividades de ayudar y cuidar, así como del valor y la confianza en sí mismos. Participando en tareas como éstas, el niño puede imitarlas primero y más tarde comprenderlas, con lo que se despierta en él la inteligencia y la comprensión a través del vivir y del hacer. Por ello, en Casa Nido Semillas siempre está presente el juego libre, pues en él, el niño se confronta con las experiencias tenidas del contacto con su medio ambiente y jugando práctica, practicando "aprende", a su manera, sin que se le empuje hacia una intelectualización prematura.

   Con todo ello cabe decir que, los materiales a disposición del niño en este proyecto de crianza son bellos y sencillos, sus formas, más que expresar, sugieren, para asegurar la libertad y el despliegue creador de la fantasía y la imaginación infantil. Así nace el gusto por la realización individual, que se pone en armonía con la situación social dentro del grupo. Damos mucha importancia a la calidad de los materiales porque el niño vive con suma susceptibilidad en sus impresiones sensoriales, por ello nuestros materiales son naturales como por ejemplo madera, cortezas, conchas, piñas, animales y muñecos de lana, algodón o fieltro orgánico etc, puesto que el cuidado de las impresiones sensorias implica, a la vez, el cuidado de la vida anímica y la consolidación de la personalidad en un cuerpo sano.






- Música.

    ¿Qué tipo de música es la adecuada en la infancia? Muchas familias y educadores os haréis esta gran pregunta a menudo y es que hoy día como en muchos ámbitos de la vida la sobreestimulación ha anulado nuestra sabiduría de antaño haciéndonos olvidar lo más importante en estas edades que es la coherencia. ¿Qué es más adecuado la música clásica, pop, rock…? En esto de lo musical cada cosa a su tiempo.

    Inés Gámez de Rus, es una gran fuente de sabiduría en todo lo que rodea al niño pequeño, en cuanto a la música infantil añade que, en coherencia con todo el hacer pedagógico de los jardines de infancia Waldorf, lo musical rodea al niño como una envoltura suave y fluyente, cuyo contenido (musical) refleja y respeta un determinado periodo de consciencia que corresponde al que en el niño vive y al que nos sentimos trasladados por ella inmediatamente. Así, hablamos de música en ambiente de quinta y en escala pentatónica (5 tonos) como aquella música que el niño puede acompañar desde su interior (resonar), inconscientemente, en el increíblemente largo e intenso periodo evolutivo que va desde el nacimiento hasta los 8-9 años.

La experiencia rítmica que el niño puede vivenciar es todavía muy elemental y tiene su origen en la pulsación. Sin pulsación no hay vida. En ella se dan dos procesos parecidos pero polares que, en su alternancia, se compensan el uno al otro:


  • pulso-recuperación

  • sístole-diástole

  • inspiración-expiración

  • inspiración-expiración

  • concentración-expansión, etc…


  Cuando cantamos al niño pequeño, debemos hacerlo de manera que transmitamos sobre todo este arquetipo original, orgánico y vital que es la pulsación. Es decir, cantar no bajo el pulso mecánico del metrónomo, sino bajo la intención de “pulsación melódica”, es decir buscando una práctica sana respiratoria en vez de una intención expresiva. Si somos capaces de transmitir al niño un verdadero sentimiento de bienestar en esta forma de cantar, le estamos brindando una poderosa fuente de energía que le ayuda a encarnar de una forma sana, contribuyendo así a su buena salud física.

    Canciones sencillas cantadas con amor y suavidad por las personas que habitualmente están con el niño, se convierten así en aliadas de primera categoría para nuestro buen hacer educativo. Debemos recordar que las canciones cantadas por nosotros, educadores, y en especial de la madre son muchísimo más enriquecedoras para el niño que las provenientes de medios electrónicos, tan vacíos e inexpresivos para el niño. Necesitan experiencias vivas.

    ¿Qué canciones podríamos cantar a los niños?


  • Nanas de toda la vida. Si además el bebé es tan afortunado de ser acunado, le impregnaremos fuertemente de un sentimiento de seguridad, de ritmo, de equilibrio en movimiento, de calma y, en definitiva, de amor.

  • Canciones para jugar con nuestras manos delante del bebé: “cinco lobitos” “Al pon pon”, etc…

  • Corros infantiles: “Al corro de la patata”, “Dónde están las llaves, etc…

  • Canciones para columpiar: “Al pasar la barca”, etc…

  • Canciones para saltar a la comba: “Al cochecito leré”, etc…


    Cantando y bailando con el niño estas y otras muchas canciones de forma suave, sencilla e inocente, respetamos el derecho del niño de vivir en sus primeros años un ambiente musical primario, antiguo, que se convertirá en la mejor base sustentadora de posteriores experiencias musicales de mayor complejidad.

    Los medios electrónicos como C.D, T.V, radio, etc…, ofrecen al niño una experiencia musical muerta, donde lo rítmico aparece como algo fijo y estático que siempre suena igual. Es una ilusión pensar que lo musical así recibido puede sustituir a la música en vivo. Es a través de lo musical transmitido por un ser humano, que no por una máquina, cómo el niño se impregna del ritmo vital y flexible que solo un ser humano puede transmitir. Es nuestra intención musical la que educa al niño.

    ¿Cómo transmitimos este ambiente infantil e inocente a lo musical?


  • Pulsación melódica (monodia) vital y flexible, elaborada sobre una escala pentatónica (re, mi, sol, la, si, re, mi) y carente de medios tonos. Estructura modal.

  • Intensidad suave, sin dinámica, como una caricia envolvente y cálida que no penetra en el niño.

  • Tono central (la), sobre el que gira toda la melodía.

  • Cortas líneas melódicas sin principio ni fin y sin marcar el contenido del texto sino lo poético-musical.

  • Fundamentalmente de quinta en lugar del de tercera (mayor o menor), el cual corresponde a un periodo evolutivo musical posterior.

  • Espacio sonoro de 9ª en lugar del de 8ª.


    Mucho del repertorio musical usado en los jardines de infancia Waldorf y en los tres primeros cursos de primaria, están en ambiente de quinta para así responder al principio pedagógico fundamental de que el niño pueda vivir las sucesivas etapas evolutivas de su biografía en plenitud, armonía, y desde sí mismo.

    Sin duda es una música extraña y lejana al ambiente o al gusto del adulto, pero es ideal para el delicado y vulnerable ser que es el niño en su primera infancia.

    En definitiva, cantad con los niños sencillas canciones populares y canciones en ambiente de quinta, bailad con ellos con alegría y tocad para y con los niños sencillos instrumentos musicales elaborados con materiales naturales o instrumentos más elaborados en escala pentatónica (arpa, flauta, xilófono o cualquier instrumento que tengáis en casa). Sobre todo hacedlo con alegría, sin preocuparos demasiado por los resultados. Es mejor cantar “no muy bien” a no cantar y, no olvidemos que ya una sencilla poesía es música. Solo haciendo nosotros mismo música, lograremos que de los propios niños, por imitación, surja el entusiasmo y el gozo por la práctica musical.

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